miércoles, 3 de diciembre de 2008

Reflexión sobre género narrativo

El género narrativo ofrece al escritos una amplia gama de herramientas que puede utilizar a su gusto y piacere para contar historias con elementos que pertenecen a la realidad, pero que, combinados de una manera específica (¿estratégica?) pueden dar como resultado una historia irreal de fuerte impacto en el lector, tal como dice Carver: “Es posible, en un poema o cuento, escribir sobre cosas y objetos comunes y corrientes usando un lenguaje común y corriente pero preciso, e imaprtirle a esas cosas un poder inmenso, incluso perturbador. Es posible escribir un diálogo aparentemente inocuo y producir un escalofrío en la espina dorsal del lector”
En el libro “La escritura y sus formas discursivas”, Alvarado y Yeannoteguy toman el pensamiento de Bruner para llegar a la conclusión de que “las personas son pensadas como actores o sujetos que actúan movidos por metas u objetivos, que se valen de instrumentos para alcanzar esos objetivos, y que, en su trayecto, deben vencer obstáculos que les presenta el medio. Se trata de una representación narrativa de las acciones humanas”. A partir de este pensamiento, podría decirse que la narración es un género que permite articular la causlidad con la casualidad, dando origen a un relato donde algo le sucede a alguien en un tiempo determinado, más allá de que estos elementos que conforman la historia estén explicitados o no. A través del trabajo del narrador se podrá dar cuenta de cuáles y cómo son estos acontecimientos extraodinarios que dar origen a la historia. Los recursos literarios deben ser utilizados de manera tal que produzcan un impacto en el lector, como dice Carver: “La tarea del cuentista es investir el atisbo con todas sus capacidades. Aportará su inteligencia y pericia literaria (a su talento), su sentido de la proporción y su sentido de la pertinencia de las cosas: de cómo las cosas están allí realmente y de cómo ve esas cosas -como nadie más las ve. Y esto se hace mediante el uso de un lenguaje claro y específico, un lenguaje usado para darle vida a los detalles que iluminarán el cuento”. Es decir que no sólo es necesario articular los personajes con los hechos a través de una trama secuencial, sino saber contarlo con un estilo apropiado para dar determinado efecto.
La diferencia con los géneros que hemos visto durante el transcurso de la cursada, es que existe la posibilidad de incluir sucesos imaginarios, extraordinarios, irreales, teniendo como límite aquel que la imaginación del escritor alcance. Tanto la entrevista como la crónica, se plantean como géneros de no-ficción aunque es válida (y en ocaciones, hasta necesaria) la inclusión de elementos literarios para complementar con los datos “duros” propios del género. En palabras de Benjamin (en contraposición con la información): “lo extraordinario, lo maravilloso es narrado con la mayor presición, pero no se imporne al lector ninguna interpretación psicológica de los acontecimientos. Las cosas son expuestas para que las ineterprete a su gusto, tal como las entienda [...]”
Por otro lado, un factor clave en la narración es la imprevisibilidad de los hechos, el factor sorpresa que hace que lo inesperado suceda y mantenga atrapado al lector en una relación de tensión con los hechos, como apuntan Alvarado y Yeannoteguy, “la narración surge cuando hay algún tipo de desfasaje que hace que un hecho no concuerde con lo previsible , es decir, que rompa con el esquema de comportamiento esperado”. Dentro de la tesis de la historia principal y la historia que permanece oculta propuesta por Piglia, la imprevisibilidad serviría para develar cuál es la historia 2, la historia que “se construye con lo no dicho, con el sobreentendido y la alusión”, ya que el lector debe “atar cabos” para llegar a conocer qué es aquello que el escritor esconde tras sus palabras, y que, a través de la imprevisibilidad ayuda al lector a descubrir la historia secreta.

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