martes, 11 de noviembre de 2008

Autoevaluación a mitad del cuatrimestre

Desde el comienzo de cursada en agosto, me invadieron las típicas expectativas, ganas, desafíos y, por que no, temores. Aquellas sensaciones que los alumnos sí o sí sienten en algún momento de la carrera. A medida que las clases transcurrían, fui conociendo el modo de trabajo que se llevaría a cabo a lo largo de la cursada. La falta de práctica en la escritura fue la principal valla que tuve que aprender a superar, aunque estoy convencida que día a día puede mejorarse aún más, y que ese proceso de aprendizaje es infinito. Conocer algunas estrategias y recursos que enriquecen la ecritura, propuestas por distintos autores como Ulibarri en el bloque Entrevista, y Amar Sánchez en el bloque Crónica, fue la herramienta teórica que sirvió como base para mis escritos de aprendiz.

En el trabajo de Entrevista tuve la posibilidad de conocer una persona con una historia de vida sumamente interesante. Si bien ya poseía alguna que otra experiencia como entrevistadora, cada persona (entrevistada) es un mundo diferente y nunca se sabe a ciencia cierta que puede resultar del encuentro de dos desconocidos, uno que indaga y otro que responde. Muchos factores influyeron en el resultado final: la personalidad extrovertida del entrevistado, la experiencia previa de ambos en los roles que nos tocó interpretar, la distención del lugar de encuentro, los guiños y “perlitas”. Y, por supuesto, la imprevisibilidad que caracteriza este tipo de género. En el trabajo de edición, donde las palabras quedan plasmadas en un papel, tuve la posibilidad de darle un toque personal a una conversación de una hora cuyo eje principal era la vida de este personaje tan particular. Quedé conforme con el trabajo final, porque pude darle forma a la entrevista manteniendo la fidelidad de las palabras pronunciadas.

Realizar la crónica me resultó mucho más intrigante. Nunca antes había trabajado con este tipo de género y no sabía con precisión cómo debía organizarla. Haber leído el libro de compilación “La Argentina crónica” de Maximiliano Tomas, fue muy útil ya que me orientó en cuanto a la variedad de estructuras, estilos y recursos que podría utilizar. Con la excusa de que “es para un trabajo de la facultad” asistí a un lugar al que siempre había tenido ganas de ir. Me sentía rara al principio, pero a medida que el reloj avanzaba, me fui sientiendo más cómoda. Observaba a las personas, sus movimientos, sus gestos, los rituales que caracterizan ese tipo de ámbitos. Hablar con distintas personas, de distintas edades, enriqueció mi producción con distintos puntos de vista y experiencias que hicieron que esas personas se encontraran allí, en ese tiempo y lugar. Capté aquellas chispas, aquellas imagenes que habían quedado en mi memoria, para luego darle forma cronológica a lo que sería mi trabajo final. Fue todo un desafío enfrentarme con un género totalmente desconocido.

Las expectativas que me invadieron a comienzo del cuatrimestre siguen a la orden del día, ya que cada género que se trabaja en el Taller, es un universo distinto listo para ser descubierto.

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