A lo largo del texto -y a través de una escritura desordenada y en ciertos pasajes, hasta confusa- se contraponen las figuras de dos amigos de la infancia, que nacieron en el mismo pueblo pero tomaron caminos completamente diferentes.
Ya en su niñez, Mauricio presentaba problemas de conducta e indisciplina, que confundía la rebeldía pre adolescente con una picardía cuasi maliciosa. A medida que va creciendo, su rutina cambiante de buscavidas puede detectarse en distintos pasajes del relato: “Yo estaba viviendo para nada, corriendo deun lado a otro como si el mundo me persiguiera. De golpe me despertaba en Esquel o en Salta. Nunca sabía lo que iba a hacer al día siguiente. Me sentía muy libre pero era falso. No era yo el que se movía”.
Por otro lado, Jacinto, proveniente de una familia protectora, mantiene una buena relación con su hermana Estela, quién lo mantiene al tanto de las novedades del pueblo a través de las cartas, y también con su madre, que lo cuida a la distancia mientras desarrolla sus estudios universitarios en Buenos Aires.
La frase que pronuncia la madre de Jacinto: “La vida es difícil porque está llena de caminos todos iguales y uno no sabe por cual agarrar”, marca el eje del relato. Mientras Mauricio intenta ganarse la vida como fotógrafo del pueblo, luego de recorrer el país en busca de su destino, luego de pasar por la colimba con los problemas de conducta que arrastró toda su vida, Jacinto, un abogado que comienza a incursionar en el ámbito político local, regresa al pueblo al frente de un estudio propio.
Un hecho clave, protagonizado por Paulina, la esposa de Mauricio, quién huye de un matrimonio violento para encontrar consuelo en los brazos de Jacinto, trae como consecuencia el incendio del negocio de fotografía de Mauricio y su posterior suicidio a orillas de la laguna que frecuentaba cuando era niño. Los pensamientos confusos de Jacinto al ver el cadáver dan cuenta de la relación fatal que mantenía Mauricio con la fotografía: “Lo que no se, Mauricio, es por qué te estás riendo y qué hacés con el revólver, por qué le has puesto un hilo atado del gatillo que viene hasta el disparador de la cámara donde trato de meterme para ver qué estás haciendo y qué es eso que te borra un costado de la sien”.
Por último, la imágen de su enemigo en el pueblo de Ferrocarril Sur, llamado Ordoñez retrata a la viuda de Mauricio casándose con su único amigo. Y otra frase que en algún momento la madre de Jacinto refirió a Mauricio: “No es malo, sino que tiene mala suerte”.
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