No es sencilla la tarea de editar. Se pone en juego una balanza dentro de mis pensamientos, dónde debo decidir que pesa más en cuanto a importancia y riqueza de la charla, y cuales son aquellos datos menos relevantes o accesorios.
En primer lugar, hice una breve presentación de mi entrevistado, y por qué me resulta interesante contar su historia, es decir, su particularidad. Luego, una introducción que atrape al lector, y lo invite a seguir leyendo el texto. A continuación, comienzo a hacer un recorrido por la charla que mantuve con mi entrevistado durante aproximadamente 45 minutos. Si bien mantuvo una tendencia cronológica, a la hora de editar elegí y reacomodé las respuestas para que el texto tenga un hilo conductor que mantenga la atención de los lectores.
En algunos casos, utilicé el estilo directo para dar autenticidad a la entrevista, y mantener la fidelidad a las palabras pronunciadas. En otros, el estilo indirecto presenta la voz del entrevistado, entre comillas, cuya función fue la de aseverar apreciaciones propias sobre determinados temas.
Busqué nexos entre los distintos temas que se fueron dando a lo largo de la charla, y los conecté de forma ordenda y lo más coherente posible.
Por último, una frase contundente que sirva de cierre. (nota: está última frase, no fue lo último que me dijo el entrevistado. Sin embargo, me pareció adecuada para generar una conclusión respecto del motivo de la entrevista).
lunes, 8 de septiembre de 2008
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