lunes, 15 de septiembre de 2008

Reflexión sobre el género Entrevista

La entrevista puede resultar un medio más que interesante para conocer la “singularidad de algunas privacidades” (Archuf, 1994) que valen la pena ser contadas. Permite el contacto con el mundo, a través de historias de vida que merecen ser contadas. Es un género dinámico cuyo eje principal es una conversación entre dos personas, por lo general desconocidas entre sí, con un eje temático pautado de antemano por el entrevistador. Como lo apunta Archuf, “fragmentaria, como toda conversación, centrada en el detalle, la anécdota, la fluctuación de la memoria, la entrevista nos acerca a la vida de los otros, sus creencias, su filosofía personal, sus sentimientos, sus miedos.” Es decir, es una forma de acercamiento con el punto de vista del entrevistado, mirar el mundo con los ojos de otro.

En cuanto a los temas a tratar, Ulibarri aconseja organizar las preguntas en orden prioritario, y tratar de seguir el orden de las preguntas que se hayan preparado. Sin embargo, una fuerte presencia del azar puede desviar la conversación hacia puntos impensados. Respuestas controvertidas, interrupciones, evasiones, forman parte de esta actividad donde la capacidad del entrevistador por mantener el hilo de la charla es escencial para generar una reportaje interesante y ordenado. Por tal motivo, es conveniente estar preparado para modificar el orden del cuestionario, sustituir las preguntas, o improvisar sobre ciertos temas.

Los roles no son intercambiables: la relación entrevistado - entrevistador debería mantenerse a lo largo de la charla, siempre con un trato cortes y respetuoso, aunque muchas veces, por su carácter cotidiano, flexible y espontáneo, las formalidades se desdibujan y permiten un intercambio relajado entre los participantes. En ciertas oportunidades el reportero debe tomar las riendas de la situación para mantenerla “bajo control”. En palabras de Archuf: “¿Cómo funcionan los turnos en la entrevista? Parecería una pregunta irrelevante, por cuanto se trata en general de posiciones no reversibles, donde el cambio de voz estaría dado por la natural conclusión de la respuesta, y el rumbo de la charla por un “mutuo consentimiento”. Sin embargo, no escapa a ninguna de las tretas de las que tenemos una vieja experiencia: disputar el espacio del otro, desviar una pregunta, interrumpir un hilo narrativo, desautorizar, agredir, cortar la palabra.

Ante respuestas evasivas, es necesario prestar atención al posible motivo de esa actitud y contar con la rapidez para cambiar tono, buscar sinónimos, o repreguntar para evitar la incomodidad de la situación. Como dice Ulibarri: “Con temas polémicos, que probablemente favorezcan la renuencia del entrevistado, trate de imaginar con anticipación como intentará eludir algunas preguntas, y tenga preparadas opciones para repreguntar. Además, recuerde que mientras más clara sea para usted la situación, así fácil le resultará improvisar sobre la marcha

Consejos útiles a la hora de entrevistar y tips que es preferible no olvidar pueden encontrarse en los textos de Ulibarri y Archuf: en una charla que puede durar tanto 30 minutos como 2 horas y media, mejor estar preparado para registrar de manera óptima el amplio abanico de preguntas y respuestas que pueden llegar a sucederse.

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